Anoche asistí al homenaje de uno de los
personajes más conocidos de León: El poeta Núñez. Vagabundo por excelencia, bohemio de profesión.
Si vives en león tal vez no sepas su nombre pero seguramente lo has visto. Como
perderse a ese viejito canoso de sonrisa fácil que lleva siempre consigo
escritos misteriosos y poemas desconocidos.
Fue una noche emotiva, ese señor que
muchas veces fue objeto de burla por declamar en vez de hablar, por querer
volar en un lugar donde todos tienen miedo a tener alas, por insistir en la
grandeza de los poetas olvidados, por nunca renunciar a vivir a plenitud su
vida artística ha sido finalmente homenajeado.
Es el reconocimiento no solo a un
hombre, sino a una cultura perdida que se aferra a quedarse en la tierra donde
brilló tan intensamente. Así es, la poesía en León se resiste a morir a pesar
del abandono. Ya no existen tertulias, recitales improvisados, solo queda el
licor triste de ya no ser fuente de inspiración.
De todas las cosas que se dijeron anoche
me quedó grabado ese mensaje urgente de rescatar los versos y las prosas.
Promover ese bello arte que nos permite escaparnos del mundo y describir las
nuevas galaxias que hemos encontrado.