Los
nicaragüenses tenemos un pésimo historial en atender con sabiduría conflictos
sociopolíticos, evidenciando una poco desarrollada inteligencia emocional. El
ejemplo más reciente fue el fracaso del Dialogo Nacional, una plataforma que se
tornaba interesante para que dos fuerzas antagónicas desarrollaran iniciativas
en conjunto por el bienestar y la cohesión del pueblo. Al final, lo que hicimos
fue exponer de manera pública nuestra escasa capacidad de dialogar.
También
tenemos la tendencia de simplificar nuestras fallas como sociedad, culpando a
la clase política de todos nuestros males. Es decir, evadimos toda
responsabilidad y solamente nos preocupamos por el rendimiento de cuentas. Una forma muy infantil de abordar las
deficiencias de nuestra democracia y el manejo de los recursos públicos. El
resultado de esta forma pensar es creer que la solución a nuestros problemas es
un cambio de personas en el poder.
¿no será tal
vez mejor idea cambiar el diseño de las estructuras de poder?
El Frente
Sandinista de Liberación Nacional hizo un experimento social al respecto, con
la intención de establecer un modelo de democracia directa. Es meritorio el
hecho que al menos intentaron hacer algo nuevo, conocido como los Consejos de
Poder Ciudadano (CPC). He de señalar que yo nunca pertenecí a tal estructura y
por tanto mi análisis será muy superficial.
Tengo
entendido, que los CPC fueron una iniciativa del gobierno sandinista para
organizar a las comunidades y crear espacios de participación para la auto
gestión de los recursos públicos. En teoría algo muy noble y novedoso, pero
aparentemente con muchas deficiencias en la práctica.
El error mas
visible fue politizar este tipo de organizaciones y vincularlo de manera
directa con el partido político, cuando la relación debió ser pueblo-Estado,
sin mayores connotaciones propagandísticas con el objetivo de crear las
condiciones para institucionalizarlo. Una vez la esencia pluralista fue
corrompida, rápidamente la organización fue percibida en el mito popular como
una intromisión del partido gobernante en la vida privada de las comunidades.
Claro el
asunto es delicado, y se aplaude el esfuerzo bien intencionado, pero no debemos
conformarnos con el colapso de los CPC y tampoco esperar que la solución
provenga nuevamente desde el Estado. Actualmente, quedaron como residuos de los
CPC, los Comités de Liderazgo Sandinistas (CLS) en los barrios y comunidades,
cuya razón de ser es, la organización de los sandinistas en el barrio para
atender las necesidades del territorio.
Es importante
reflexionar sobre estos temas de participación ciudadana y democracia directa
porque tenemos una democracia representativa que forma ciudadanos pasivos y
apáticos hacia asuntos que nos afectan a todos como nación. Lo que me recuerda
una famosa frase cuyo autor desconozco: “Si votar cambiara algo, sería ilegal”.
El colmo es
que asistimos a elecciones con propuestas abstractas y ciertamente muy
limitadas que, al momento de ejercer nuestro derecho al voto, lo hacemos intuyendo
que la estabilidad política y el crecimiento económico es una formula razonable
para alcanzar la prosperidad en el país.
Por otro
lado, está la disposición de participación por nuestra parte en la toma de
decisiones en la esfera pública. Recordemos que la democracia representativa
nos hace ciudadanos perezosos que a duras penas salimos de nuestras casas el
día de las elecciones. Hemos adoptado un estilo de vida cuya agenda solo incluye
espacio para el trabajo y actividades relacionadas a la vida privada. Evidentemente,
un esquema diferente en las estructuras de poder para desarrollar una democracia
más incluyente requeriría sacrificio de tiempo de nuestro lado.
¿Se imaginan
una sociedad en la que todos tengamos algún grado de incidencia en las
decisiones que se tomen al más alto nivel político?
Pues suena
bastante justo, si tomamos en cuenta que en los modernos sistemas capitalistas
todos aportamos con nuestros impuestos para el buen funcionamiento del aparato
estatal. En ese panorama, los políticos serían auténticos servidores públicos,
ejecutores de las decisiones que tomamos en colectivo.
Democracia,
es un concepto que está de moda en Nicaragua. Si debatimos a profundidad el
tema, nos damos cuenta, que la democracia no se debería limitar a temas de
transparencia y separación de poderes. Si somos los suficientemente creativos
podemos ir más allá e innovar con nuevos modelos democráticos.