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jueves, 27 de septiembre de 2018

La rebelión neoconservadora

¿Quiénes son los autores intelectuales del golpe suave en Nicaragua? ¿Quiénes son los que en la oscuridad conspiran por recuperar el poder? ¿Quiénes son los que se disfrazan de sociedad civil para sembrar discordia y odio en este país? ¿Quiénes tienen el descaro de manipular las emociones del pueblo para su propio beneficio? 

Se mencionan a muchos individuos, organizaciones, movimientos, y partidos extintos. Así como también una elocuente serie de malos apodos (puchitos, minúsculos, chingastes), sin embargo, a veces no sabemos con certeza a quienes nos estamos enfrentado, es el enemigo de las mil mascaras.

Nuestro principal adversario ideológico ha regresado con fuerza y está dispuesto a dar la batalla. Lamentablemente esto no será un episodio fugaz, debemos prepararnos para una lucha larga. Es verdaderamente una responsabilidad histórica para los revolucionarios nicaragüenses de esta época, defender el legado de tener una patria libre y digna como la soñaron Sandino y Carlos Fonseca. 

Estamos ante un interesante fenómeno político: el neoconservadurismo. Los conservadores siempre se han caracterizado por tres componentes a saber: 

a) Ser aliados de la iglesia católica
b) Apadrinarse con los Estados Unidos
c) Privilegios de clase conferidos por el poder

     La ultima vez que estuvieron oficialmente en el poder los conservadores fue a raíz de un golpe de estado orquestado por un viejo caudillo, cuya estatua de piedra se erige desafiante en el malecón de granada. Los conservadores se alternaron en el poder con los liberales hasta que aparecieron en escena los sandinistas, y los erradicaron del imaginario del pueblo como una opción viable. 

Al perder la oligarquía el brazo político que respondía a sus intereses ha tenido que recurrir al siempre incomodo aliado político burgués-liberal, logrando incluso imponer su liderazgo como sucedió con el Ingeniero Enrique Bolaños, quien no dudó en castigar al plebeyo de Alemán Lacayo por orientaciones de los norteamericanos. 

Ahora en Estados Unidos gobiernan los republicanos, y la vieja e inquebrantable alianza gringo-conservadora se reactivó, los recursos económicos retomaron su fluidez y las sanciones no se hicieron esperar. La última vez que Estados Unidos había sancionado a Nicaragua fue en el año 2008 con George Bush (republicano) en el poder, disolviendo la cuenta Reto del Milenio. 

El líder opositor de ese entonces, heredero político de la división provocada por bolaños, fue el mayor promotor de la cancelación de la cuenta, afectando así la ejecución de importantes proyectos de infraestructura en beneficio del pueblo. Una deuda que quedó pendiente de saldar por parte de los Estados Unidos, luego de todo el daño provocado en los años ochenta. 

No es coincidencia que el ascenso del ala conservadora de los republicanos en los Estados Unidos coincida con la aplicación de sanciones Magnitsky y el vertiginoso avance del paquete de sanciones conocido como Nica Act. Parece ser que con la administración de Obama teníamos un marco de entendimiento útil para poder levantar la economía del país. 

Tampoco es de sorprender al MRS como organización parasitaria del conservadurismo, no es la primera vez. En las elecciones del año 2011 participaron con la alianza de derecha encabezada por Fabio Gadea Mantilla, el último remanente de dignidad lo vendieron por unos cuantos asientos en la Asamblea Nacional. 

Y bien, vemos entonces que son los enemigos históricos del pueblo nicaragüense, quienes de manera perversa engañan al pueblo y hacen creer que defienden los más puros valores de justicia y democracia. Vemos entonces a operadores políticos como Félix Maradiaga y muchos otros más rasgarse las vestiduras por una noble y desinteresada causa: el retorno de las élites oligarcas al poder.

Ahora sí, con mayor claridad. Sandino vive...


jueves, 13 de septiembre de 2018

Las falsas banderas de la derecha


Las falsas banderas de la derecha
“Un pueblo culto nunca puede ser esclavizado” Manuel Belgrano

La oposición aglutinada en la tristemente célebre Alianza Cívica por la Democracia y la Justicia enarbola falsas banderas patrióticas, y mañana que celebramos un aniversario más de la heroica victoria en la hacienda San Jacinto es preciso poner al descubierto su incoherencia y flagrante cinismo. 

El argumento ideológico más fuerte que sostiene sus debilitadas convocatorias es recuperar la identidad nacional nicaragüense aparentemente arrebatada por el sandinismo. En el aspecto político, mencionan temas tales como restablecer el estado de derecho, la institucionalidad, independencia de poderes, es decir una restitución de la dinámica republicana. Sin embargo, es demasiado ingenuo pensar que no existe un trasfondo oscuro de intereses personales por el poder, y un poder que por cierto pretenden alcanzar con la ayuda del viejo conocido Tío Sam.

En el discurso han sido muy cuidadosos de ocultar sus ambiciones, y se proyectan como ciudadanos auto convocados que luchan sin esperar recompensa. No podemos culparlos, es cierto que la primera impresión es lo importante y hay que guardar las apariencias. Y esa primera impresión en camino de oriente tienen que preservarla a cualquier costo. ¿No es así? 

Lamento decepcionar al curioso lector que todavía persiste en su entusiasmo y alberga esperanzas de cambios en las personas equivocadas, pero la realidad es otra, la verdad es otra y no es tan difícil descubrirla. Existe un reducido sector de la población nicaragüense que no soporta la idea de ser gobernados por una pareja presidencial surgida de una genuina lucha del pueblo nicaragüense por su emancipación, y al haber perdido en el ajedrez político recurren en su desesperación a su ídolo de las barras y las estrellas. 

Es impensable para los que conocemos algo de historia, que los halcones de Estados Unidos de Norte América tengan en su corazón velar por nuestros intereses y necesidades. Sin embargo, muchos aplauden las sanciones magnitsky y no dudan de las buenas intenciones del imperio, deben ser las mismas razones humanitarias por las que bombardearon Libia, una nación que contaba con el nivel de vida más alto del continente africano hasta la bondadosa intervención de los norteamericanos y sus aliados. 

En el caso de libia, los manifestantes también eran auto convocados que luchaban por la libertad y democracia enarbolando banderas de la extinta monarquía constitucional en su intento por avivar emociones patrióticas. Lo interesante y meritorio de este ejemplo es que en esa ocasión triunfaron, derrocaron al líder libio Muamar el Gadafi y si quieren conocer los resultados de esa experiencia, los invito a investigar la situación actual de esa hermana nación africana. 

Los desafortunados libios fueron victimas de un espejismo, sin embargo, en Nicaragua no vivimos al noreste del desierto del Sahara. Aquí tal cual dijo Sandino en el manifiesto de San Albino, “podrá morir el último de mis soldados, que son los soldados de la libertad de Nicaragua, pero antes, más de un batallón de los vuestros, invasor rubio, habrán mordido el polvo de mis agrestes montañas”.

No se dejen engañar por discursos y campañas publicitarias oportunistas. Ellos, son los herederos de Moncada, capaces de negociar con los gringos por debajo de la mesa nuestras conquistas de auto determinación para escalar al poder. Son los mismos del pacto del espino negro, tercos y soberbios que no han aprendido a respetar la dignidad de un pueblo decidido a ser libre y soberano. 

El catorce de septiembre, que celebramos una decisiva victoria del pueblo nicaragüense en contra de los filibusteros de William Walker, aprovechemos el tiempo para investigar y reflexionar sobre las lecciones de la historia. Los que antes gestionaban invasiones, ahora gestionan sanciones internacionales, y tienen la arrogancia intelectual de hacerte pensar que es para tu beneficio. 

Sin duda alguna, el gobierno sandinista aún tiene mucho espacio de mejora, pero por favor no cometamos el error de retroceder a la época de la vergüenza y la ignominia que ellos representan.