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jueves, 13 de septiembre de 2018

Las falsas banderas de la derecha


Las falsas banderas de la derecha
“Un pueblo culto nunca puede ser esclavizado” Manuel Belgrano

La oposición aglutinada en la tristemente célebre Alianza Cívica por la Democracia y la Justicia enarbola falsas banderas patrióticas, y mañana que celebramos un aniversario más de la heroica victoria en la hacienda San Jacinto es preciso poner al descubierto su incoherencia y flagrante cinismo. 

El argumento ideológico más fuerte que sostiene sus debilitadas convocatorias es recuperar la identidad nacional nicaragüense aparentemente arrebatada por el sandinismo. En el aspecto político, mencionan temas tales como restablecer el estado de derecho, la institucionalidad, independencia de poderes, es decir una restitución de la dinámica republicana. Sin embargo, es demasiado ingenuo pensar que no existe un trasfondo oscuro de intereses personales por el poder, y un poder que por cierto pretenden alcanzar con la ayuda del viejo conocido Tío Sam.

En el discurso han sido muy cuidadosos de ocultar sus ambiciones, y se proyectan como ciudadanos auto convocados que luchan sin esperar recompensa. No podemos culparlos, es cierto que la primera impresión es lo importante y hay que guardar las apariencias. Y esa primera impresión en camino de oriente tienen que preservarla a cualquier costo. ¿No es así? 

Lamento decepcionar al curioso lector que todavía persiste en su entusiasmo y alberga esperanzas de cambios en las personas equivocadas, pero la realidad es otra, la verdad es otra y no es tan difícil descubrirla. Existe un reducido sector de la población nicaragüense que no soporta la idea de ser gobernados por una pareja presidencial surgida de una genuina lucha del pueblo nicaragüense por su emancipación, y al haber perdido en el ajedrez político recurren en su desesperación a su ídolo de las barras y las estrellas. 

Es impensable para los que conocemos algo de historia, que los halcones de Estados Unidos de Norte América tengan en su corazón velar por nuestros intereses y necesidades. Sin embargo, muchos aplauden las sanciones magnitsky y no dudan de las buenas intenciones del imperio, deben ser las mismas razones humanitarias por las que bombardearon Libia, una nación que contaba con el nivel de vida más alto del continente africano hasta la bondadosa intervención de los norteamericanos y sus aliados. 

En el caso de libia, los manifestantes también eran auto convocados que luchaban por la libertad y democracia enarbolando banderas de la extinta monarquía constitucional en su intento por avivar emociones patrióticas. Lo interesante y meritorio de este ejemplo es que en esa ocasión triunfaron, derrocaron al líder libio Muamar el Gadafi y si quieren conocer los resultados de esa experiencia, los invito a investigar la situación actual de esa hermana nación africana. 

Los desafortunados libios fueron victimas de un espejismo, sin embargo, en Nicaragua no vivimos al noreste del desierto del Sahara. Aquí tal cual dijo Sandino en el manifiesto de San Albino, “podrá morir el último de mis soldados, que son los soldados de la libertad de Nicaragua, pero antes, más de un batallón de los vuestros, invasor rubio, habrán mordido el polvo de mis agrestes montañas”.

No se dejen engañar por discursos y campañas publicitarias oportunistas. Ellos, son los herederos de Moncada, capaces de negociar con los gringos por debajo de la mesa nuestras conquistas de auto determinación para escalar al poder. Son los mismos del pacto del espino negro, tercos y soberbios que no han aprendido a respetar la dignidad de un pueblo decidido a ser libre y soberano. 

El catorce de septiembre, que celebramos una decisiva victoria del pueblo nicaragüense en contra de los filibusteros de William Walker, aprovechemos el tiempo para investigar y reflexionar sobre las lecciones de la historia. Los que antes gestionaban invasiones, ahora gestionan sanciones internacionales, y tienen la arrogancia intelectual de hacerte pensar que es para tu beneficio. 

Sin duda alguna, el gobierno sandinista aún tiene mucho espacio de mejora, pero por favor no cometamos el error de retroceder a la época de la vergüenza y la ignominia que ellos representan.


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