Las falsas banderas de la derecha
“Un pueblo culto nunca puede ser esclavizado” Manuel Belgrano
La oposición
aglutinada en la tristemente célebre Alianza Cívica por la Democracia y la
Justicia enarbola falsas banderas patrióticas, y mañana que celebramos un
aniversario más de la heroica victoria en la hacienda San Jacinto es preciso
poner al descubierto su incoherencia y flagrante cinismo.
El argumento
ideológico más fuerte que sostiene sus debilitadas convocatorias es recuperar
la identidad nacional nicaragüense aparentemente arrebatada por el sandinismo.
En el aspecto político, mencionan temas tales como restablecer el estado de
derecho, la institucionalidad, independencia de poderes, es decir una
restitución de la dinámica republicana. Sin embargo, es demasiado ingenuo
pensar que no existe un trasfondo oscuro de intereses personales por el poder,
y un poder que por cierto pretenden alcanzar con la ayuda del viejo conocido
Tío Sam.
En el
discurso han sido muy cuidadosos de ocultar sus ambiciones, y se proyectan como
ciudadanos auto convocados que luchan sin esperar recompensa. No podemos
culparlos, es cierto que la primera impresión es lo importante y hay que
guardar las apariencias. Y esa primera impresión en camino de oriente tienen
que preservarla a cualquier costo. ¿No es así?
Lamento
decepcionar al curioso lector que todavía persiste en su entusiasmo y alberga
esperanzas de cambios en las personas equivocadas, pero la realidad es otra, la
verdad es otra y no es tan difícil descubrirla. Existe un reducido sector de la
población nicaragüense que no soporta la idea de ser gobernados por una pareja
presidencial surgida de una genuina lucha del pueblo nicaragüense por su
emancipación, y al haber perdido en el ajedrez político recurren en su
desesperación a su ídolo de las barras y las estrellas.
Es impensable
para los que conocemos algo de historia, que los halcones de Estados Unidos de
Norte América tengan en su corazón velar por nuestros intereses y necesidades.
Sin embargo, muchos aplauden las sanciones magnitsky y no dudan de las buenas
intenciones del imperio, deben ser las mismas razones humanitarias por las que bombardearon
Libia, una nación que contaba con el nivel de vida más alto del continente
africano hasta la bondadosa intervención de los norteamericanos y sus aliados.
En el caso de
libia, los manifestantes también eran auto convocados que luchaban por la
libertad y democracia enarbolando banderas de la extinta monarquía
constitucional en su intento por avivar emociones patrióticas. Lo interesante y
meritorio de este ejemplo es que en esa ocasión triunfaron, derrocaron al líder
libio Muamar el Gadafi y si quieren conocer los resultados de esa experiencia,
los invito a investigar la situación actual de esa hermana nación africana.
Los
desafortunados libios fueron victimas de un espejismo, sin embargo, en
Nicaragua no vivimos al noreste del desierto del Sahara. Aquí tal cual dijo
Sandino en el manifiesto de San Albino, “podrá morir el último de mis soldados,
que son los soldados de la libertad de Nicaragua, pero antes, más de un
batallón de los vuestros, invasor rubio, habrán mordido el polvo de mis
agrestes montañas”.
No se dejen
engañar por discursos y campañas publicitarias oportunistas. Ellos, son los
herederos de Moncada, capaces de negociar con los gringos por debajo de la mesa
nuestras conquistas de auto determinación para escalar al poder. Son los mismos
del pacto del espino negro, tercos y soberbios que no han aprendido a respetar
la dignidad de un pueblo decidido a ser libre y soberano.
El catorce de septiembre, que
celebramos una decisiva victoria del pueblo nicaragüense en contra de los
filibusteros de William Walker, aprovechemos el tiempo para investigar y reflexionar sobre las
lecciones de la historia. Los que antes gestionaban invasiones, ahora gestionan
sanciones internacionales, y tienen la arrogancia intelectual de hacerte pensar
que es para tu beneficio.
Sin duda
alguna, el gobierno sandinista aún tiene mucho espacio de mejora, pero por
favor no cometamos el error de retroceder a la época de la vergüenza y la
ignominia que ellos representan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario