Ya es hora de radicalizarse
En Nicaragua
todavía vivimos en el medio evo, con una mentalidad de reyes, príncipes,
aristocracia, obispos y plebeyos. ¿será posible que a los revolucionarios nos
toque hacer la revolución burguesa? En la Rusia zarista no fue necesaria esa
transición, pero a largo plazo la revolución socialista eventualmente fracasó
estrepitosamente.
La principal
característica política de un sistema feudal es el establecimiento de una casta
con privilegios, que tiene como resultado trafico de influencia y corrupción.
Tal sistema, premia al más astuto y sagaz, condenando al que se mantenga al
margen de la dinámica, salvo raras excepciones.
Dicha
situación puede generar graves casos de injusticia, para aquellos que no
cuentan con privilegios ni con acceso a una persona con privilegios. Los
privilegios en el tardío medio evo nicaragüense tienen diferentes fuentes a
saber:
-Familia influyente
-Posición política
-Gran Capital
El Gran
Capital tiene privilegios inherentes al sistema económico, es decir, sus
privilegios se encuentran garantizados por una acumulación de capital basada en
la explotación de los trabajadores asalariados, algo popularmente conocido como
capitalismo.
La posición
política y la familia influyente tienen privilegios que provienen de un punto
en común: el poder. Ante tal panorama, un sector de la clase popular trata de
tener algún acceso a estas fuentes de privilegios de manera indirecta,
entendiendo que solo de tal forma se les brindara un servicio de calidad en las
instituciones públicas. Estas son malas noticias para los desafortunados sin
ningún tipo de contacto con las estructuras de poder, pues se exponen a ser
relegados.
En teoría los
revolucionarios debemos luchar contra ese sistema oprobioso, y para tal fin,
conquistamos el poder. En Nicaragua los revolucionarios tenemos el poder, pero
no hemos podido desmantelar un sistema viciado que de alguna forma ayudamos a
construir con los liberales por fines de sobrevivencia.
En
condiciones adversas la sobrevivencia es prioridad, y el frente sandinista en
un contexto internacional sumamente complejo para las fuerzas revolucionarias,
hizo lo que considero necesario para sobrevivir, pagando desde mi perspectiva
un alto costo. En la era soviética de Stalin, el líder bolchevique decidió
hacer un pacto de no agresión con los nazis liderados por A. Hitler, por fines
similares de sobrevivencia con los resultados ya conocidos. Cuando los
revolucionarios manipulamos los principios por fines prácticos, las
consecuencias son fatales.
Ante nosotros
pues tenemos un interesante desafío, ante el cual todos los sandinistas debemos
reflexionar. Tomando en cuenta que al frente tenemos a una oposición política
de ultraderecha que se encuentra haciendo grandes esfuerzos para reorganizarse
y aprovecharse de nuestras debilidades para conquistar el poder. Ellos, los que
genuinamente disfrutan de un sistema con características feudales y pretenden
perpetuarlo hasta el fin de nuestros días están al acecho.
Los
revolucionarios que, por otro lado, repudiamos dicho sistema debemos tomar acciones
encaminadas a poner en práctica lo que pregonamos: el pueblo presidente. Entiendo que tales afirmaciones que en este
espacio personal expreso pueden sonar un poco duras, pero creo que ya es hora
radicalizarse.
Ya es hora de
radicalizar el amor a nuestra patria.
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