Pensamientos desde la izquierda nicaragüense
La semana
pasada un grupo de notables y distinguidos miembros de la sociedad
nicaragüense, acapararon las cámaras para anunciar un nuevo nombre: UNAB (Unión
Nacional Azul y Blanco). La razón es que la oligarquía y sus cómplices viven de
las apariencias, y la Alianza Cívica debía proteger su inmaculada imagen de una
organización social sin aspiraciones políticas.
En fin…
Siguiendo su
jueguito de nombres, la Unión Nacional de Amargados Belicosos cada vez está
quedando más expuesta. Cada vez les resulta más difícil ocultar su odio
visceral en contra del sandinismo, y su actitud servil en favor de los
norteamericanos. Los discípulos de Adolfo Díaz y Emiliano Chamorro, representan
la opción política más retrograda que he visto en mucho tiempo.
Pareciera impensable
que ese grupo conformado por tan distinguidos personajes logre imponer al
pueblo su agenda ultraconservadora en las próximas elecciones de este país. Sin
embargo, no podemos bajar la guardia. Si algo aprendimos de las elecciones en
los noventas, es no subestimar al enemigo ideológico.
De aquí, en
adelante el caballito de batalla será la economía. Tengan la plena seguridad
que los indignos hijos de esta patria no dudarían en gestionar un criminal
bloqueo económico, de presentarse esa posibilidad. Mientras tanto, se conforman
con cabildear sanciones de relativo calibre.
Aquí el cinismo
pareciera ser la herramienta más útil para sus propósitos, pues si existe algo
que no se le puede reprochar a la gestión del GRUN (Gobierno de Unidad y
Reconciliación Nacional) es su vocación por acelerar el crecimiento económico del
país. Los datos están a la mano, y son por todos conocidos. De hecho, para ser un gobierno de izquierda el
FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) ha mostrado una gran apertura hacia
la élite empresarial y la dinámica del libre mercado. Algunos, precisamente por
esta razón, tienen la desfachatez de acusarnos de capitalistas revisionistas.
Para
construir socialismo en un país tan empobrecido como Nicaragua lo más sensato
es enfocarse en potencializar las fuerzas productivas de este país, y crear
condiciones favorables para la atracción de inversiones extranjeras directas,
fuente importante de empleos masivos y transferencia de tecnología. Es decir,
para construir socialismo, necesitamos primero avanzar hacia el capitalismo,
tomando en cuenta que vivimos todavía en una sociedad semi feudal.
La gran
diferencia entre nosotros y ellos es que nosotros tenemos conciencia del recorrido
a tomar y las contradicciones inherentes al capitalismo. La más fatal de todas,
la apropiación individual, del trabajo colectivo. Por eso, es que el liderazgo
sandinista ha tenido la inteligente visión, de tomar medidas mitigadoras para atenuar
los nocivos efectos de un sistema contrario a nuestros principios.
Parece ser que
esta suerte de socialdemocracia táctica que venía impulsando el FSLN para
cumplir con sus objetivos estratégicos iba adquiriendo demasiado prestigio a nivel
internacional. Las noticias sobre Nicaragua, antes de los sucesos de abril, eran
muy alentadoras. En el año 2016, la revista Forbes publicaba un artículo con el
siguiente encabezado “Nicaragua: la nueva joya de los negocios en Centroamérica”.
Una vez un conocido
me dijo hace mil lunas atrás: “Nicaragua es el rock star del ALBA”.
La
combinación de ambas citas textuales es la razón por la cual estamos aquí.
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