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domingo, 10 de febrero de 2019

El horizonte político del FSLN


El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) se fundó en el año 1961 bajo el liderazgo indiscutible del comandante de la revolución Carlos Fonseca Amador, junto con otros históricos militantes sandinistas tales como Silvio Mayorga, Tomas Borge y Santos López.

En el año 1969, la organización se consolida con la divulgación de su programa histórico, a través del cual anuncia su determinación por derrocar a la dictadura somocista y transformar radicalmente las injustas condiciones socioeconómicas que sufre el pueblo nicaragüense a pesar de su espíritu trabajador y significativa contribución en la generación de riquezas.

A mediados de los años setentas con el máximo líder exiliado en Cuba, nuevos liderazgos empiezan a emerger dentro de la organización con visiones distintas de la estrategia y tácticas a seguir para lograr el triunfo revolucionario. Con la trágica muerte del comandante en jefe el 8 de noviembre de 1976, las diferentes visiones se concretan en tres marcadas tendencias conocidas como:
   
a) guerra popular prolongada
b) proletaria
c) insurreccional o tercerista

Posteriormente se desarrolla una inevitable rivalidad entre las tendencias, generando peligrosas tensiones que ponen en riesgo la fundamental cohesión organizativa para conquistar el poder. La historia nos cuenta que tuvo que intervenir directamente el comandante Fidel Castro como una especie de mediador para armonizar las tendencias en aras de que se pudiera alcanzar el triunfo sandinista.

Finalmente, el 19 de julio de 1979 Nicaragua es libre de la tiranía impuesta por el imperio norteamericano. Una vez en el poder, el FSLN procura equilibrar las cuotas de poder entre las tendencias y se estructura una dirección nacional colectiva. Durante esa década de los ochentas, el imperio molesto por la sublevación revolucionaria del pueblo nicaragüense, financió y entreno militarmente a ciudadanos nicaragüenses antisandinistas conocidos como contras, provocando la última guerra civil registrada en la historia nicaragüense.

En esas difíciles circunstancias se encontraba el país, cuando el FSLN pierde las elecciones a inicio de los años noventa, y sobresale el liderazgo del comandante Daniel Ortega Saavedra con su famoso discurso de gobernar desde abajo.  Es en medio de esa crisis moral, anímica, e incluso ideológica que el comandante Daniel Ortega decide revitalizar el partido, visitar los territorios y lo más importante, mantener los principios revolucionarios del partido intactos.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional se mantuvo como partido de oposición durante tres períodos electorales, hasta que, favorecido por una oposición dividida y una campaña electoral bien pensada, regresó al poder en el año 2007.

La llamada segunda etapa de la revolución sandinista, ha tenido como principal protagonista a la actual vicepresidente de la república compañera Rosario Murillo Zambrana, quién como jefa de una campaña electoral victoriosa obtuvo los méritos necesarios para acceder al poder político en el partido y el gobierno. Desde su nombramiento como coordinadora de comunicación del poder ciudadano empezó a ejercer un inédito control en las estructuras de la organización, incluyendo la depuración de militantes con poder de decisión y comprobada trayectoria que presentaran un obstáculo para la aplicación de su particular visión de hacer revolución.

Los arboles de la vida decorando las principales vías de la capital, sus diarias interlocuciones informativas, y su reciente elección como formula presidencial del comandante Daniel Ortega Saavedra parecían indicar de manera inequívoca quien relevaría en el mando al actual líder sandinista, hasta que ocurrieron los sucesos de abril y con ello la aparición de una crisis silenciosa a lo interno del partido.

Sobrevivimos al golpe suave, sin embargo, ahora enfrentamos nuevos desafíos que pueden ser decisivos para la continuidad en el poder del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Mientras tanto, la oposición más radical conspira y trabaja sin descanso para destruirnos o dejarnos en nuestra mínima expresión.

Quiero ser claro, probablemente el relevo generacional es el más urgente de los enigmas por resolver, y en la medida que descifrarlo sea un proceso incluyente o ampliamente consultado se disminuirán los riesgos de una posible catástrofe.

1 comentario:

  1. El poco Sandinismo Histórico que aun queda, debe ser considerado órgano de consulta, para que la experiencia y el dominio del programa histórico sea considerado el lucero de la senda. Sin ello estamos acabados. Todavía es tiempo, una vez programadas las próximas elecciones, estamos fritos.

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